lunes, 26 de diciembre de 2011

Astarté, la diosa sirio-fenicia de la fertilidad



a fiesta que hoy conocemos como Pascua estaba en sus más primitivos orígenes
consagrada a la pujanza de la Naturaleza y más en concreto, a la diosa de la
fertilidad de los asirio-babilónicos Astarté-Ishtar (la misma Diosa Madre que recibió
otros muchos nombres y que por ejemplo, los fenicios-cartagineses conocieron como
Tanit, los egipcios como Isis, en los países nórdicos fue Easter, para los griegos Afrodita y para los romanos Venus)”.
         “Los asirio-babilonios, buenos astrónomos, la identificaban con una de las estrellas más brillantes que observaban en el cielo y la denominaban “la estrella desuave fulgor”. Quizás por ello, ya en el Antiguo Testamento el profeta Jeremías se queja así: “Los hijos amontonan la leña, los padres le prenden fuego y las mujeres amasan la harina para hacer las tortas de la Reina del Cielo  y libar a los dioses extraños, para
darme pesadumbre.” Jeremías, 7: 18.
         “Esa “Reina del Cielo” no era otra que Ishtar, la que hoy relacionamos con la estrella Venus, la gran divinidad del panteón semita”.
         “Según el primigenio mito de la Creación de los babilonios, un huevo de gran
tamaño cayó desde el cielo al río Eufrates. De este maravilloso huevo fue engendrada la
diosa Astarté”.

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